miércoles, 1 de junio de 2016

Reivindicar la política

Que Honduras es un país que vive en permanente crisis no es un asunto desconocido, la problemática es extensa; económica, social, impunidad, corrupción y violencia son solo algunas de la amplia lista de conflictos sociales provocados por el desgaste de la política y la poca credibilidad de los políticos marcados en su mayoría por actitudes y acciones que han motivado a que los ciudadanos la perciban como una actividad corrupta e inútil.

Es preocupante el desprestigio de la clase política en el momento en que pareciera que más se necesita, cuando hay buena política los países prosperan y las condiciones de vida de sus habitantes mejoran, reivindicar la política es el único camino para encontrar la ruta hacia una democracia sólida y consolidada mediante la buena gobernanza.

Si no existe la buena política los países no funcionan, no hay controles efectivos en las instituciones gubernamentales, el Estado gasta más de lo que recibe, no hay respeto por el ordenamiento jurídico, en este último caso, es común que se aprueben leyes que a fin de cuentas los mismos políticos transgreden.
Cuando Aristóteles definió al hombre como “un animal político”, seguramente refería que si bien ninguna sociedad puede vivir sin la política, frente al deterioro de la misma es un deber ciudadano exigir y participar en procesos que tengan como objetivos concretos reorientar los valores y principios de una actividad cuya función principal es el bienestar ciudadano.

La buena política debe estar marcada por la sensatez, el sentido común y la responsabilidad, donde hay un sistema democrático sano la legalidad supera a la impunidad, la base de la buena política está fundamentada en la austeridad y la honradez en la administración de los recursos estatales.

La mala política por su parte se manifiesta en el abuso indiscriminado del poder p
ara beneficio propio y en detrimento del interés general, las malas prácticas de los políticos van haciendo más grandes y complejas las enormes barreras que impiden a los países superar problemas urgentes.

¿Sera posible reivindicar la política? Seguramente sí, primordialmente es importante obligar a la renovación y revitalización de cuadros en los partidos políticos, profundizar en su democracia interna y trabajar en un verdadero plan de reformas que hagan de la política una actividad más dinámica y acorde con las exigencias ciudadanas.

La política no puede estancarse por tanto tiempo en la indiferencia con nula o escasa reacción de los políticos ante las principales necesidades y demandas sociales, para salvar la política, hay que comenzar reconstruyéndola desde la presión ciudadana, solo la buena política salvará al país de la mala política.

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