viernes, 27 de noviembre de 2015

La ciudad donde los hombres son mantenidos por las mujeres



 Por muy increíble que parezca, en dicha ciudad de China, las mujeres pueden compartir su novio con otras dos, es decir, un hombre puede tener hasta tres novias y recibir todo tipo de cariños, con tal de mantenerse contento y “satisfecho”.
 
Tal como lo lee. Dongguan pertenece a la provincia meridional de Cantón y es conocida como la “Ciudad del Sexo”, pues la sobrepoblación de mujeres es tan alarmante que incluso se han modificado los cánones sociales y monogámicos, ya que a un hombre se le permite tener hasta tres novias.

En esta ciudad, donde la población femenina es significativamente superior en número a la masculina, casi en razón de 3:1, es normal que cada hombre que vive ahí tenga varias novias. Incluso, no tenerlas y no llegar a ser mantenidos por ellas puede ser símbolo de “vergüenza”.

Desequilibrio de Genero.

El hecho que gatillaría tal desenfreno emocional se debe a que la política laboral de los directores de las fábricas cantonesas prefieren contratar a mujeres porque, según creen, son más fiables que los hombres.

Esto ha acarreado que los hombres de Dongguan se les haga más difícil conseguir empleo que encontrar una pareja. Incluso, mientras ellos trabajan ocasionalmente son las novias quienes traen dinero e incluso tienen que pagar para obtener sexo.

“Hay muchas mujeres en Dongguan, y lo que quieren no es dinero, sino un hombre”, explica un Xiao Lin, un hombre desempleado que vive en la ciudad, de acuerdo a lo revelado por el diario británico The Independent. (Redaccion Internacionl)

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Por que fracasan los países



Para que un país pueda resolver sus problemas de pobreza y exclusión social, es necesario comenzar fortaleciendo las instituciones públicas y erradicando la ignorancia de una clase política carente de los conocimientos e información necesaria para alcanzar al menos niveles básicos de prosperidad para sus habitantes.

Así lo resumen Daron Acemoglu y James Robinson en su libro “Por que fracasan los países”, en el que con muy buen criterio y minucioso análisis, plantean que el principal obstáculo que enfrentan los países de América Latina en cuanto al crecimiento de la pobreza, se debe a  instituciones públicas  que no funcionan y a una elite política en crisis.

Es reiterativo encontrarnos cada cierto tiempo con propuestas políticas, sociales y económicas  que presumen de ser solución inmediata a problemas ancestrales, y esto porque contamos con una clase política acostumbrada a actuar en base a conveniencia propia y no en un contexto social en donde los mas importante es el bienestar de la colectividad, al final por supuesto, el resultado se traduce en una dificultad mayor y por ende en descontento social.

¿Por qué fracasan los países?  Sin duda hay muchos factores a tener en cuenta, pero Acemoglu y Robinson en su libro hablan de dos en particular, uno de ellos está concentrado en el fracaso de una elite política en la que hay escases de visión y liderazgo, y en donde la política se ha convertido en promotora de una sociedad excluyente y desigual.

La política dejo de ser un medio de servicio a la sociedad y paso a ser un modus vivendi, el abuso autoritario del poder, el enriquecimiento ilícito de los políticos, el tráfico de influencias y la corrupción entre otros, son características que identifican hoy en día a la clase política en general y particularmente a la de los países pobres. 

El segundo factor tiene que ver con un estado débil, que no es capaz de generar instituciones públicas solidas que generen mejores espacios de desarrollo con incentivos y oportunidades sociales, es aquí en donde se concentra un problema de grandes magnitudes.

Las instituciones públicas son vulnerables y frágiles ya que el clientelismo político está bien arraigado, cambian las personas que están en los puestos de autoridad  pero se mantienen las estructuras de poder, la manipulación de aquellos que se benefician de un sistema en el que no existe la  transparencia y la rendición de cuentas.

Preocupante es que en los países pobres los desafíos son cada vez más graves y los estados cada vez más disfuncionales, mientras la institucionalidad publica y política no cambie difícilmente nos encontraremos con el camino hacia la prosperidad, el desarrollo y la inclusión.

martes, 24 de noviembre de 2015

Don Anselmo y la escuela de la vida.



Dicen que la escuela de la vida nos enseña diariamente, esa en la que se aprende  de lo vivido a través de los años, para bien o para mal, muchas de las respuestas que buscamos solo se encuentran en las aulas de la experiencia, allí donde las asignaturas se aprueban solo con la sabiduría que dan los años.

En una de esas clases personales y enriquecedoras que solo te dan los sabios, me encontré con don Anselmo, un hombre de 68 años , con un semblante de fortaleza envidiable, no era la primera vez que lo encontraba, por  varios días lo mire sentado en el mismo lugar del kiosco en donde disfrutaba su café y leía detenidamente el diario.

“Esta jodida la cosa en este país” me dijo al verme y acto seguido afirmo “aquí ya no se puede vivir”, allí empezó una agradable charla, de esas que marcan y enseñan, que muestran el valor de una persona que a pesar de las dificultades no arruga la cara y se muestra firme de cara al futuro aunque por ahora el panorama este sombrío.

Me conto que  hace unos meses se quedo sin empleo, 40 años de trabajo no fueron suficientes para detener el recorte de personal, “es que en la empresa  nos mandaron a descansar a los más viejos, algo así como le que paso en Hondutel con los suspendidos, solo que a nosotros por lo menos nos dieron algo de dinero y con eso pague varias deudas”.

Hace bastante tiempo que dejo de interesarle la política, quizás por las mismas razones que a muchos de su condición, y es que en esta actividad a unos pocos les va bien mientras a los demás se les utiliza como trampolín, nunca trabajo con el gobierno a pesar de haberlo intentado, será porque tampoco fue un activista cercano a las cúpulas de los partidos.

Su esposa es una maestra jubilada, me cuenta don Anselmo que apenas recibe una cantidad de dinero mensual que no supera los dos salarios mínimos,  una realidad muy común en un país como Honduras en donde los niveles de pensión y jubilación son los más bajos del mundo,  y en donde los adultos mayores ya no son útiles en el plano laboral.

“Admiro esas empresas en donde los empleados pueden estar toda una vida y son valorados por lo que saben y por lo que representan, por la experiencia que solo se acumula con los años, pero en la mayoría de los casos no es así, el viejo estorba o es anticuado”  que gran verdad, basta con dar un vistazo a las ofertas de empleo, si es mayor de 50 años sus opciones son muy limitadas.

Le pregunte entonces como vivían el y su esposa, y como su semblante parecía el de un hombre relajado, y amante de sus ahora largos ratos libres, “me levanto a las 4:30 de la mañana” me confió, “ y desde muy temprano le hago de taxista pero privado, llevo y traigo niños de las escuelas y hago carreras por llamada”.

“Hombre don Anselmo, usted me sorprende”  le dije, pues otro en su lugar sacaría su frustración con los políticos por mentirosos, o con los comerciantes que le suben a los precios, quizás con aquellos empresarios que se aprovechan de la necesidad laboral y no pagan lo justo pero no, don Anselmo no es de esos.

Entendí que no hay límites cuando hay deseos,  que no hay resentimientos cuando en el corazón hay paz y confianza, que no se abandona la batalla cuando todavía hay fuerzas para pelear,  grandes enseñanzas  que solo se aprenden en la escuela de la vida.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Reflexiones sobre desempleo.



Son muchos los problemas sociales a los que se ven sometidos los países con economías en desarrollo, pero uno de los más graves tiene que ver con el crecimiento en las tasas de desempleo y las débiles políticas de creación de nuevas ofertas  laborales  que desde los niveles gubernamentales y empresariales no logran ser contundentes para favorecer la creciente demanda.

La capacidad de absorción de fuerza laboral en el mercado es cada vez más limitada por una serie de factores y por tanto el porcentaje de personas con problemas de empleo es cada vez más creciente, en  Honduras por ejemplo, se estima que casi la mitad de la población económicamente activa que según datos recientes de la Secretaria de Trabajo y el Instituto Nacional de Estadística (INE), es de al menos  3.3 millones de habitantes, enfrenta esta problemática.

Es importante aclarar, que aunque a nivel oficial se miden las tasas de desempleo ubicando únicamente a aquellas personas que en el momento del levantamiento estadístico no cuentan con un trabajo fijo o recién lo han perdido pero están buscando, debe considerarse a quienes están en la categoría de sub empleo y a quienes ante la dificultad de encontrar una plaza laboral acorde a sus capacidades y necesidades, tuvieron que engrosar las filas de la economía informal.

La falta o pérdida de empleo genera crisis familiares por la reducción o limitación de ingresos, incrementa los niveles de pobreza y afecta de manera indirecta a otros rubros y actividades, particularmente de aquellas que tienen que ver con la producción y venta de alimentos, servicios prioritarios  y artículos personales de primera necesidad entre otros cuyos ingresos se reducen en la medida que disminuye la capacidad adquisitiva.
 
¿Qué hacer entonces para aumentar la oferta laboral y combatir el desempleo? ¿Tienen los gobiernos y el sector privado la posibilidad de crear nuevas fuentes de trabajo para satisfacer la demanda a todo nivel?, preguntas difíciles de responder, sin embargo todo pasa por algunas medidas y estrategias de urgente aplicación para evitar crisis mayores.

Se requiere para reducir el desempleo mayor contundencia en los programas de tipo social que incentiven la productividad, mas inversión en el sector infraestructura, alianzas estratégicas que permitan la atracción de inversión nacional e  internacional y generar incentivos que fortalezcan a la pequeña y mediana empresa.

Por otro lado, y quizás con suprema importancia, los gobiernos deben poner especial atención a la promoción de la calidad educativa en todos sus niveles,  si bien los esfuerzos realizados hasta ahora por el país en este renglón son destacables, se necesita mayor agresividad para ofrecer al mercado la calidad laboral que busca, se estima que al menos 6 de cada 10 empleos que se ofertaran en los próximos diez años serán para profesionales universitarios altamente capacitados.

El desempleo ubica al afectado y a sus dependientes en condición de crisis,  en Honduras los trabajadores no tienen un seguro de desempleo y los patronos en un buen número no cumplen o no pueden cumplir con los derechos laborales de sus empleados, este debe ser un tema prioritario en agenda, ninguna economía crece o se dinamiza, si se excluye de la misma el empleo formal.

La trilogia del poder.




El término “poder” tiene múltiples definiciones y usos, pero en líneas generales se utiliza para describir la facultad, habilidad, capacidad o autoridad para llevar a cabo una determinada acción. El poder implica también poseer mayor fortaleza en relación a otro individuo o grupo.

Henry Kissinger, político germano-estadounidense de gran influencia no solo en Estados Unidos, sino a nivel internacional,  definió el poder como “el más potente de los afrodisíacos” refiriéndole como un instinto inherente a la naturaleza de los hombres y que define en muchos casos su comportamiento con acciones para bien o para mal.

Fundamentado en el criterio anterior, no es extraño entonces que las sociedades cuestionen y descalifiquen el empleo maligno del poder, ejercido desde los estados y fuera de ellos, que exige la subordinación del otro a través de diversos medios, tales como la fuerza, la persuasión, el engaño, las amenazas, la manipulación o la tortura.

Alvin Toffler, escritor estadounidense de visión futurista, en su obra titulada “El Cambio del Poder” resumen de manera magistral los cambios que como sociedades enfrentaremos en los primeros veinticinco años del siglo XXI en una trilogía completa de poderes permanentes, dos de influencia negativa y uno del que se sabe, es causal de grandes revoluciones en materia social, política y económica en las naciones.

El primer enfoque de poder permanente, pero negativo, es “la violencia o la fuerza” que cada vez es más visible y más fuerte, un fenómeno que crece a niveles alarmantes y desgasta sociedades, es la imposición violenta de uno hacia otro por el enfermizo deseo de ejercer dominio. En algunos casos, los estados incurren en esta forma de poder al dar preeminencia a los presupuestos armamentistas y de seguridad por encima del desarrollo económico y social de sus habitantes.

El segundo enfoque de poder está en “el dinero” o la riqueza, concentrada en unos pocos y que constituye la posibilidad de comprar conciencias, lograr silencios, multiplicar ganancias y en la mayoría de los casos genera un desproporcionado desarrollo de las economías que privilegian a pequeños pero poderosos grupos que definen el costo de vida, salarios, precios y el acceso al crédito, en contraste con el crecimiento de los niveles de pobreza, desempleo y la baja en la capacidad adquisitiva de las mayorías, este al igual que la violencia, se constituyen en poderes permanentes de impacto social negativo.

Pero existe un tercer enfoque del poder, permanente y positivo, y es “el conocimiento y la información” en otras palabras la revolución de la educación. Es en este punto en donde inicia el desarrollo de los países mediante el fortalecimiento de la ciencia, el fomento de la creatividad y la innovación, el manejo de los datos y la información, la calidad de la educación, el rendimiento docente y la reforma curricular como aspectos primordiales de la calidad y buenas prácticas educativas.

No en vano la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y la Cultura (UNESCO) promueve que la educación enriquece las  culturas, crea entendimiento mutuo y sustenta a las sociedades pacíficas.

Tener poder no es malo, anhelar tenerlo tampoco lo es cuando se trata de ponerlo al servicio de los demás, los malos son quienes teniéndolo, no saben ejercerlo en atención del bienestar común.