martes, 24 de noviembre de 2015

Don Anselmo y la escuela de la vida.



Dicen que la escuela de la vida nos enseña diariamente, esa en la que se aprende  de lo vivido a través de los años, para bien o para mal, muchas de las respuestas que buscamos solo se encuentran en las aulas de la experiencia, allí donde las asignaturas se aprueban solo con la sabiduría que dan los años.

En una de esas clases personales y enriquecedoras que solo te dan los sabios, me encontré con don Anselmo, un hombre de 68 años , con un semblante de fortaleza envidiable, no era la primera vez que lo encontraba, por  varios días lo mire sentado en el mismo lugar del kiosco en donde disfrutaba su café y leía detenidamente el diario.

“Esta jodida la cosa en este país” me dijo al verme y acto seguido afirmo “aquí ya no se puede vivir”, allí empezó una agradable charla, de esas que marcan y enseñan, que muestran el valor de una persona que a pesar de las dificultades no arruga la cara y se muestra firme de cara al futuro aunque por ahora el panorama este sombrío.

Me conto que  hace unos meses se quedo sin empleo, 40 años de trabajo no fueron suficientes para detener el recorte de personal, “es que en la empresa  nos mandaron a descansar a los más viejos, algo así como le que paso en Hondutel con los suspendidos, solo que a nosotros por lo menos nos dieron algo de dinero y con eso pague varias deudas”.

Hace bastante tiempo que dejo de interesarle la política, quizás por las mismas razones que a muchos de su condición, y es que en esta actividad a unos pocos les va bien mientras a los demás se les utiliza como trampolín, nunca trabajo con el gobierno a pesar de haberlo intentado, será porque tampoco fue un activista cercano a las cúpulas de los partidos.

Su esposa es una maestra jubilada, me cuenta don Anselmo que apenas recibe una cantidad de dinero mensual que no supera los dos salarios mínimos,  una realidad muy común en un país como Honduras en donde los niveles de pensión y jubilación son los más bajos del mundo,  y en donde los adultos mayores ya no son útiles en el plano laboral.

“Admiro esas empresas en donde los empleados pueden estar toda una vida y son valorados por lo que saben y por lo que representan, por la experiencia que solo se acumula con los años, pero en la mayoría de los casos no es así, el viejo estorba o es anticuado”  que gran verdad, basta con dar un vistazo a las ofertas de empleo, si es mayor de 50 años sus opciones son muy limitadas.

Le pregunte entonces como vivían el y su esposa, y como su semblante parecía el de un hombre relajado, y amante de sus ahora largos ratos libres, “me levanto a las 4:30 de la mañana” me confió, “ y desde muy temprano le hago de taxista pero privado, llevo y traigo niños de las escuelas y hago carreras por llamada”.

“Hombre don Anselmo, usted me sorprende”  le dije, pues otro en su lugar sacaría su frustración con los políticos por mentirosos, o con los comerciantes que le suben a los precios, quizás con aquellos empresarios que se aprovechan de la necesidad laboral y no pagan lo justo pero no, don Anselmo no es de esos.

Entendí que no hay límites cuando hay deseos,  que no hay resentimientos cuando en el corazón hay paz y confianza, que no se abandona la batalla cuando todavía hay fuerzas para pelear,  grandes enseñanzas  que solo se aprenden en la escuela de la vida.

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