miércoles, 25 de noviembre de 2015

Por que fracasan los países



Para que un país pueda resolver sus problemas de pobreza y exclusión social, es necesario comenzar fortaleciendo las instituciones públicas y erradicando la ignorancia de una clase política carente de los conocimientos e información necesaria para alcanzar al menos niveles básicos de prosperidad para sus habitantes.

Así lo resumen Daron Acemoglu y James Robinson en su libro “Por que fracasan los países”, en el que con muy buen criterio y minucioso análisis, plantean que el principal obstáculo que enfrentan los países de América Latina en cuanto al crecimiento de la pobreza, se debe a  instituciones públicas  que no funcionan y a una elite política en crisis.

Es reiterativo encontrarnos cada cierto tiempo con propuestas políticas, sociales y económicas  que presumen de ser solución inmediata a problemas ancestrales, y esto porque contamos con una clase política acostumbrada a actuar en base a conveniencia propia y no en un contexto social en donde los mas importante es el bienestar de la colectividad, al final por supuesto, el resultado se traduce en una dificultad mayor y por ende en descontento social.

¿Por qué fracasan los países?  Sin duda hay muchos factores a tener en cuenta, pero Acemoglu y Robinson en su libro hablan de dos en particular, uno de ellos está concentrado en el fracaso de una elite política en la que hay escases de visión y liderazgo, y en donde la política se ha convertido en promotora de una sociedad excluyente y desigual.

La política dejo de ser un medio de servicio a la sociedad y paso a ser un modus vivendi, el abuso autoritario del poder, el enriquecimiento ilícito de los políticos, el tráfico de influencias y la corrupción entre otros, son características que identifican hoy en día a la clase política en general y particularmente a la de los países pobres. 

El segundo factor tiene que ver con un estado débil, que no es capaz de generar instituciones públicas solidas que generen mejores espacios de desarrollo con incentivos y oportunidades sociales, es aquí en donde se concentra un problema de grandes magnitudes.

Las instituciones públicas son vulnerables y frágiles ya que el clientelismo político está bien arraigado, cambian las personas que están en los puestos de autoridad  pero se mantienen las estructuras de poder, la manipulación de aquellos que se benefician de un sistema en el que no existe la  transparencia y la rendición de cuentas.

Preocupante es que en los países pobres los desafíos son cada vez más graves y los estados cada vez más disfuncionales, mientras la institucionalidad publica y política no cambie difícilmente nos encontraremos con el camino hacia la prosperidad, el desarrollo y la inclusión.

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