miércoles, 27 de enero de 2016

Políticos honrados y empresarios transparentes



“Es posible ser político y honrado, ser empresario y ser transparente en las transacciones financieras, ser funcionario público y poner el interés del Estado por encima del personal.”  Esta es una de las reflexiones más destacables del  discurso pronunciado por el señor Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el marco de la firma del convenio que dio vigencia a la Misión de Apoyo y Combate a la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH).

Aunque muchos puedan verlo como una utopía, o un sueño difícil de alcanzar en un país acostumbrado a la duda y a la descalificación,  es importante recordar que la honradez y la transparencia son dos principios  vitales que deben ser visibles y comprobables en quienes ejercen la función pública o privada si se quiere lograr un cambio significativo a nivel de las instituciones y también en el ámbito personal.

Hablar de políticos y funcionarios públicos honestos y de empresarios transparentes es reconocer la urgencia que tienen los países de encontrar y promover liderazgos decididos a cambiar una historia de abusos, corrupción e ineficiencia administrativa para construir una nueva etapa guiada por la transparencia, la integridad y la rendición de cuentas.

Nada mejor para un país que encontrar las avenidas para que la sociedad recupere la confianza y la credibilidad en su clase política y empresarial, de esta manera, con el respaldo ciudadano,  es más fácil darle vigencia a las acciones e iniciativas orientadas a alcanzar los más altos niveles de integridad en la toma de decisiones y a crear un estado libre de corrupción e impunidad.

Es tan fuerte el impacto social y económico de la corrupción política y empresarial que no solo incide directamente en la baja condición de vida de sus habitantes, sino que trasciende fronteras al extremo de afectar la imagen país, nadie está dispuesto a invertir en un lugar en donde la justicia es manipulable y tardía y los políticos juegan a su antojo con la ley de acuerdo a sus propios intereses.

Las palabras del señor Almagro son un llamado de atención para entender que tanto en la política, como en la actividad privada, formar honestidad y transparencia es fortalecer la vida y la reputación de cada persona y de cada organización, es cumplir con los compromisos adquiridos y las promesas hechas. 

No basta solo con cuestionar desde afuera, o descalificar las acciones que se emprenden por qué no son del agrado o no favorecen los intereses de ciertos grupos, en la lucha contra el flagelo de la corrupción deben involucrarse decididamente todos los sectores, gobierno, empresa privada, sociedad civil organizada, iglesias, medios de comunicación e incluso, ciudadanos a nivel personal, se trata de un responsabilidad compartida y de permanente observación y auditoria social.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario