martes, 29 de marzo de 2016

Educación Política.




Por: Aldo Romero/Periodista y Catedrático Universitario.


Estudiando la política y procurando entenderla como una actividad flexible y de carácter conciliador como forma de gobierno en las sociedades, es común encontrarse con razonamientos controversiales que nos llevan a dudar sobre la fiabilidad de  esta actividad como ciencia y el comportamiento de quienes la explotan o se involucran en ella.

La política latinoamericana, para ser específicos, se debate en los últimos años y de manera permanente en esta controversia, a tal grado, que muchos sectores, en su mayoría de corte populista, cuestionan y debaten peligrosamente sobre el futuro de la democracia en los países calificándola como frágil, incierta y falta de respuestas a los problemas urgentes que afectan a las sociedades.

Esta debilidad de la institucionalidad democrática representa un problema urgente que se debe atender, la democracia no puede sustituir a la política, en gran medida, el éxito de esta depende de la calidad, el talento y el compromiso social de la clase política y de su capacidad para discutir y concertar acuerdos pero también de permitir y abrirse a los disensos y las críticas a su gestión o a su responsabilidad.

Se trata más que todo, de un problema relacionado directamente con la falta de educación política, a nuestros líderes políticos les gusta gobernar pero no están dispuestos a ser gobernados, toman decisiones pero no admiten consejo, aman el poder pero no pueden  ejercerlo con madurez y sensatez.

La educación política debe ser una prioridad en las sociedades democráticas, enfocada en establecer y consolidar  un proceso formativo que promueva y enseñe técnicas para resolver problemas, de la formación de individuos capaces de participar activa y positivamente en procesos de administración pública, que integre esfuerzos concretos en la prevención y en la solución de conflictos.

La educación política prepara y capacita ciudadanos con las habilidades necesarias para la participación y el gobierno serio, propositivo y sostenible, tiene como fundamento el proveer a las sociedades de hombres y mujeres capacitados para encontrar verdaderas rutas de desarrollo económico y social,  y no permite la inclusión de neófitos cuyo conocimiento de la actividad y de la problemática de los países es muy limitado.

América Latina se enfrenta en la actualidad no solo a una grave y cada vez más aguda crisis económica, a esta se suma la crisis política generada por políticos mal preparados e instituciones democráticas y partidistas estructuralmente débiles, con una ciudadanía que exige respuestas pero con muy poca información.

Una verdadera reforma educativa debería entonces incluir la educación política como parte vital de sus programas de estudio desde los niveles básicos al nivel superior, esta comprobado que los principales responsables de los problemas de corrupción y de crisis económicas y sociales que viven nuestras naciones se deben a una clase política sin formación ciudadana, sin conciencia social y sin compromiso de país, necesitamos educar desde ya a los políticos del futuro.

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