martes, 22 de marzo de 2016

Las injusticias de la justicia



Las denuncias de irregularidades cometidas en el Consejo de la Judicatura, mismas que van desde el tráfico de influencias y nombramientos irregulares hasta la obtención de beneficios económicos y viajes para sus miembros, solo vienen a ratificar una vez más que la institucionalidad jurídica del país sigue en un rápido proceso de deterioro.

No es difícil entender como un organismo que en teoría fue creado con la exclusiva intensión de iniciar el proceso de depuración en el poder judicial, y de poner orden en materia administrativa y financiera,  al final termina convirtiéndose en otro elefante blanco surgido de las propias bases de la manipulación política para su propio beneficio.

Esta es una historia que se repite muy a menudo en Honduras, abusos y mala administración de los recursos del estado, nombramientos de personal por afinidad política o de familia y no por capacidad, incrementos salariales selectivos, excesos en viáticos y gastos de representación y muchas otras acciones administrativas sujetas a reparo.

No fue diferente con el Consejo de la judicatura, creado a finales del 2011 como el órgano máximo de gobierno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ)  y con total independencia para iniciar un proceso de depuración entre jueces y magistrados, pero que al final no soporto la presión de un sistema de justicia sometido a la voluntad política y económica. 

La administración de la Justicia en Honduras sigue en crisis, y es aquí donde está el reto de las nuevas autoridades del Poder Judicial, el país urge de acciones contundentes y reformas concretas que deriven en la independencia de poderes, y en el plano jurídico con mayor razón,  esta es la necesidad primaria.

Ya es tiempo de una profunda reforma al sistema de justicia, de aplicar las medidas que correspondan, sin importar a quien afecten, con el fin de garantizar un Poder Judicial que actué conforme a la ley y que genere entre la sociedad niveles de confiabilidad y credibilidad mediante actuaciones transparentes y eficientes.

El panorama actual de la justicia en Honduras no es alentador, por el contrario, cada vez es más visible la presión y las influencias externas que amenazan y debilitan la estabilidad del sistema, pero más preocupante aun, es que sean los mismos funcionarios judiciales los acusados o señalados de cometer actos reñidos con la ley.
La falta de verdadera justicia agudiza la crisis de la sociedad, vivimos en un país en donde la ley favorece a ciertos grupos privilegiados pero está ausente para las mayorías, y en donde la corrupción y la impunidad tienen su fortaleza en el seno del mismo Poder Judicial.

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